Las pequeñas variaciones compositivas pueden alterar completamente una composición cualquiera que sea su naturaleza a través de varios elementos. Así como en una composición musical la métrica escogida definirá la cantidad de notas que caben en un compás, los ejes estructurales y niveles definirán la proporción del edificio. En la composición arquitectónica, el ritmo de los elementos verticales marcan la velocidad y el ánimo del edificio, dicho ritmo en una composición es el encargado de transmitir sensaciones. Luego también el vacío forma parte de la composición volumétrica, como en la música existen los silencios: ausencias de sonido dentro de la composición que nos preparan al siguiente movimiento. Con este conjunto de elementos, el compositor elegirá un leit motiv que aparecerá repetidamente para marcar el carácter de la composición sea geométrica, volumétrica o musical.
Luigi Caccia Domioni Casa Caccia Domioni, Milano, 1947-1950
MVRDV Villa VPro, Hilbersum, 1997
Como se ha mencionado antes, la estructura es el compás que manejará el arquitecto para incorporar las figuras de su composición. Estas dos fachadas muestran su estructura parcialmente para entender su métrica: la base y el esqueleto con las que están compuestas. La casa Caccia Domioni marca la proporción de su composición dividiendo la fachada en 9 ejes estructurales por 5 niveles y medio en altura. El pentagrama de escritura del arquitecto Luigi Caccia añade una línea más por debajo para unas últimas notas. Esta anomalía en altura de la composición desaparece en la Villa VPro de MVRDV. El edificio tiene 5 plantas exactas y 8 ejes estructurales a lo extenso de su fachada. La planta baja usa el nivel del exterior para el interior del edificio, mientras la Casa Caccia se eleva para conseguir iluminar el interior del semisótano.
Así como en la notación musical las notas marcan la duración y la frecuencia, el arquitecto divide y repite para cambiar el ritmo. Por un lado, Luigi Caccia, nos propone ritmos variables con los elementos verticales y ventanas. Compone subdividiendo la fachada en mitades, variando a medida que la fachada retrocede o se aploma al paramento. En la Villa VPro, la carpintería está "sincopada" con respecto a sus ejes y se libera del compás para dislocar el ritmo y cambiar la sensación del espectador. Con este ligero desplazamiento, MVRDV propone un ritmo regular a través de la edificación usando la carpintería metálica, toda del mismo ancho. Sin embargo, las variaciones en el ritmo se dan en altura, multiplica por doble altura para variar la amplitud y el volumen.
Si la ausencia de sonido en una canción es un silencio, la ausencia de luz en la arquitectura es su equivalente. Esta oscuridad nos permite despejar y hacer espacio para la siguiente apreciación. Los accesos entonces se resaltan por estas ausencias en la fachada. La villa VPro toma una esquina del edificio, rompe sus normas compositivas y, con doble altura, resalta la esquina y entrada del edificio. No es muy diferente a la casa Caccia, donde el vacío rompe la simetría de la composición y marca una entrada inconfundible.
Está en el talento y naturaleza del compositor el uso de las herramientas disponibles para crear composiciones únicas. Este conjunto de elementos define el motivo principal de la pieza. Al sumarlos se podría ver como la Villa VPro hace énfasis en las líneas horizontales y sus deformaciones. En el caso de la Casa Caccia, destaca la superposición de superficies horadadas. La composiciones usan las mismas herramientas, pero tienen resultados diferentes. Podríamos decir que la Casa Caccia genera sensaciones de masa y peso como una sinfonía, al contrario de la Villa VPro que es ligera y deformable como una fuga.
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